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ARMA DE DESTRUCCIÓN EN MASA
Quizás somos las únicas criaturas verdaderamente inescrutables en el planeta tierra. Para estar en la cima de la pirámide, aprendimos a aprovechar el poder oculto del átomo. Descubrimos su potencial inigualable como fuente de energía y lo usamos para el desarrollo social de la humanidad. ¡Sin embargo, en medio de esta carrera de ratas para alcanzar el poder ilimitado, el mismo descubrimiento fue llevado a un nivel completamente diferente y un arma de destrucción masiva fue hecha de ella!
Quizás somos las únicas criaturas verdaderamente inescrutables en el planeta tierra. Para estar en la cima de la pirámide, aprendimos a aprovechar el poder oculto del átomo. Descubrimos su potencial inigualable como fuente de energía y lo usamos para el desarrollo social de la humanidad. ¡Sin embargo, en medio de esta carrera de ratas para alcanzar el poder ilimitado, el mismo descubrimiento fue llevado a un nivel completamente diferente y un arma de destrucción masiva fue hecha de ella!
AL CIENCIA EN LA GUERRA
El proceso de asimilación de la ciencia al sistema bélico fue acelerado en gran medida por las dos guerras mundiales. Especialmente desde la Segunda Guerra Mundial, la ciencia se ha convertido en una parte esencial de la guerra moderna.
Pero la guerra genera caos, llevando a la imprevisibilidad, la ambigüedad, y a veces la irracionalidad. La racionalidad de la ciencia y la tecnología es voluble y descansa en el caos de la guerra. A pesar de eso, mientras los humanos han luchado en las guerras, han buscado ventajas en el movimiento, las armas, la defensa, y cualidades similares para mejorar por medio de la ciencia y la ingeniería.
Uno de estos eventos fue anunciado en la década de 1930 por el heterodoxo inventor Nikola Tesla. Sin embargo, contra todas las expectativas Tesla hizo una tal arma anti-guerra que tenía un potencial sin precedentes para limitar los países’acciones militares invasivas contra otras naciones. Lo nombró Teleforce‘.
Pero la guerra genera caos, llevando a la imprevisibilidad, la ambigüedad, y a veces la irracionalidad. La racionalidad de la ciencia y la tecnología es voluble y descansa en el caos de la guerra. A pesar de eso, mientras los humanos han luchado en las guerras, han buscado ventajas en el movimiento, las armas, la defensa, y cualidades similares para mejorar por medio de la ciencia y la ingeniería.
Uno de estos eventos fue anunciado en la década de 1930 por el heterodoxo inventor Nikola Tesla. Sin embargo, contra todas las expectativas Tesla hizo una tal arma anti-guerra que tenía un potencial sin precedentes para limitar los países’acciones militares invasivas contra otras naciones. Lo nombró Teleforce‘.
